



Aquí gobierna el Cerdo el Carnicero, experto en cortes y desaparición de cuerpos, forjado en mataderos clandestinos. Tras su máscara de cerdo desollado acecha y cuelga carne humana en ganchos oxidados mientras el olor a sangre invade cada rincón… y cuando te ofrezca un trozo del banquete, más vale que lo aceptes. Porque si dudas, puede que el siguiente plato seas tú.

Aquí gobierna el Cerdo el Carnicero, experto en cortes y desaparición de cuerpos, forjado en mataderos clandestinos. Tras su máscara de cerdo desollado acecha y cuelga carne humana en ganchos oxidados mientras el olor a sangre invade cada rincón… y cuando te ofrezca un trozo del banquete, más vale que lo aceptes. Porque si dudas, puede que el siguiente plato seas tú.

Míralos bien… ¿estás seguro de que son simples maniquíes? Algunos parecen respirar todavía. En este lugar reina El Maquinista, un artesano enloquecido que cambió madera y alambres por huesos y tendones humanos. Cada figura conserva un destello de vida, un parpadeo oculto tras la pintura. Y mientras recorres su taller, él mide tus proporciones, buscando el defecto que lo inspira. Quédate demasiado tiempo quieto… y quizá decida que tu cuerpo es la obra perfecta que aún le falta.
Míralos bien… ¿estás seguro de que son simples maniquíes? Algunos parecen respirar todavía. En este lugar reina El Maquinista, un artesano enloquecido que cambió madera y alambres por huesos y tendones humanos. Cada figura conserva un destello de vida, un parpadeo oculto tras la pintura. Y mientras recorres su taller, él mide tus proporciones, buscando el defecto que lo inspira. Quédate demasiado tiempo quieto… y quizá decida que tu cuerpo es la obra perfecta que aún le falta.
¿Te atreves a enfrentar a un cirujano obsesionado con el dolor humano? Tal vez solo te permita ser cómplice de sus intervenciones: amputaciones, suturas y gritos que desgarran el aire. Pero cuidado: si no lo ayudas, o si gritas demasiado, podrías convertirte en su próximo paciente… o descubrir que ya hay una camilla reservada con tu nombre.

¿Te atreves a enfrentar a un cirujano obsesionado con el dolor humano? Tal vez solo te permita ser cómplice de sus intervenciones: amputaciones, suturas y gritos que desgarran el aire. Pero cuidado: si no lo ayudas, o si gritas demasiado, podrías convertirte en su próximo paciente… o descubrir que ya hay una camilla reservada con tu nombre.
Alguna vez fue el viejo estacionamiento de la atracción. Hoy, este espacio olvidado se ha convertido en La Ratonera: un laberinto improvisado de rejas oxidadas y autos destartalados, donde los sobrevivientes se sienten atrapados como roedores sin salida. Dicen que aquí El Cazador acechaba a quienes se atrevían a cruzar este tramo final. Una sola salida, una sola pregunta: ¿podrás escapar antes de convertirte en parte de la colección?

Alguna vez fue el viejo estacionamiento de la atracción. Hoy, este espacio olvidado se ha convertido en La Ratonera: un laberinto improvisado de rejas oxidadas y autos destartalados, donde los sobrevivientes se sienten atrapados como roedores sin salida. Dicen que aquí El Cazador acechaba a quienes se atrevían a cruzar este tramo final. Una sola salida, una sola pregunta: ¿podrás escapar antes de convertirte en parte de la colección?






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